Lograr perder el miedo a ir al gimnasio y que implique cambios en nuestra salud, físico, ánimo y en la idiotez de pagarlo y no ir corre solo por nuestra cuenta.
Tendremos mucho hecho si nos convencemos de:
- Es normal ir al gimnasio los primeros días y salir asqueado y no completamente contento.
- Es normal estar gordo o no estar como queremos e ir al gimnasio. Uno de los principales motivos por los que alguien va al gimnasio es para cambiar. E ir es un auténtico logro, no algo malo.
- Es normal que otros estén mejor físicamente, pero es más que probable que cuando estaban en el punto que estabas tú, tuvieran la fuerza de voluntad necesaria para volver y acabar mejorando.
- La gente no estará pendiente de ti y de si haces algo mejor o peor. Lo máximo que podrán hacer es ofrecerte ayuda. Y todos han estado igual o peor que tú al principio de ir al gimnasio, pero fueron constantes.
- Nunca lograrás una meta si no te pones un plan para conseguirla.
- Todos los que estén en el gimnasio están allí porque quieren cambiar algo y progresar y quien esté allí sabe que el resto están por el mismo motivo.
- Este cambio implica un proceso y justo no hacerlo es lo que provocará que volvamos a estar a disgusto.
Lo habremos conseguido si:
- Salimos del gimnasio contentos y con un subidón.
- Estamos deseando volver.
- Vamos por salud mental y física además de por vernos más “cachas“.
- No estamos pendientes del resto de la gente y de qué pensarán de nosotros.
- Tenemos claro que estamos en el gimnasio por nosotros y que si volvemos los cambios llegarán, sin duda.
Cómo disfrutar yendo al gimnasio
Si tienes claro que yendo vas a cambiar seguro, tienes la mitad del camino hecho.
Además, una de las grandes ventajas de apuntarse al gimnasio e ir es que los cambios empiezan pronto y si eres constante, el premio es enorme. El castigo y arrepentimiento llega cuando dejas de ir al gimnasio y piensas lo que hubieras hecho todos los días, meses y años que has faltado.
- Ten claro cuáles son tus objetivos.
- Móntate una rutina que te guste y sea realista. Lo importante es poder ser regular y adquirir el hábito.
- Ve al gimnasio sin pasar por tu casa. Es decir, ve antes de ir a trabajar y luego ve desde el gimnasio al trabajo, o bien ve a mediodía si tienes tiempo o antes de ir a casa al salir del trabajo. Pasar por tu casa antes de ir al gimnasio siempre es sinónimo de “lo dejo para mañana”.
- Elige un gimnasio con luz y donde se nota que se renuevan las máquinas y hay cierto interés por los clientes después de haberse apuntado y pagarse la cuota.
- No evites usar una máquina porque no sabes cómo funciona y te da corte preguntarlo. Prueba a preguntar a alguien que la esté usando o a un empleado. Verás que el resultado no es el que esperabas… y te contestarán sin morderte.
- Tu enemigo eres tú mismo, no los demás. El beneficio es solo para ti.